lunes, 20 de diciembre de 2010

La BIBLIA: El libro por excelencia


Un libro es por lo general, el fruto de una persona inteligente, escrito para que otros puedan sacar provecho de él. Puede ser escrito por un autor, o bien puede que el escritor transmita por ese medio los pensamientos de otra persona. Esta última, es la forma que Dios utilizó para darnos a conocer sus pensamientos sobre ciertos temas. Leemos en la Biblia que “Santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2ª Pedro 1:21).
Estos santos hombres de Dios querían entender Sus pensamiento, y tales hombres, fieles a la misión que habían recibido, nos han transmitido exactamente lo que les dictaba el Espíritu Santo. ¿De que otra manera Dios habría podido darnos a conocer Sus pensamientos? El les dijo: “Como son mas altos los cielos que la tierra, así son mis caminos, y mis pensamientos mas que vuestros pensamientos” (Isaías 55.9).

Dios nos dio a conocer Sus pensamientos en la Biblia, que esta compuesta de 66 libros que fueron escritos durante 1500 años por diferentes hombres algunos eran instruidos, otros no tenían estudios, algunos eran ricos, otros pobres; fueron hombres que vivieron de maneras muy diferentes: pescadores, reyes, poetas, pastores de ovejas, etc. Al leer la Biblia descubrimos que la mayoría de sus autores no pudieron comunicarse entre si; sin embargo, este libro posee una unidad maravillosa, pues su tema central es Cristo, y su objeto es la Gloria de Dios. Esto prueba que los escritores eran solamente elementos en las manos de Dios.

Este libro, escrito originalmente en la lengua de dos pequeños países, el hebreo y griego vino a ser el libro universal. La primera parte, el Antiguo Testamento, ya había sido escrita 1500 años antes de que el Señor mismo se la citara a Satanás, cuando este se presento para tentarlo. Y hoy millones de personas pueden garantizar que este Libro realiza aun, gran poder sobre sus vidas.
La mayoría de los libros comunes y corrientes dan motivos para hablar de ellos durante algunos meses, durante un año o tal vez dos; pero la Biblia da siempre motivos para hablar de ella desde hace siglos, incluso en nuestros tiempos, ella guarda un gran y especial lugar.

La leen los esquimales en sus iglúes, en las cabañas de la selva y bajo las tiendas de los indios, en las casas de profesores y de personas humildes. La Biblia ha guardado en toda su historia su fortaleza. Sin embargo, los incrédulos han lanzado atroces ataques contra ella, sin que pudieran sacar siquiera una pagina. Los poderosos del mundo se unieron para destruirla; fue refutada, desacreditada, ridiculizada, destrozada, quemada pero… la Biblia parece un yunque que desgasta todos los martillos.

Así pues, en la misma Palabra de Dios encontramos en el Antiguo y Nuevo Testamento los siguientes pasajes. “La palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8); “la palabra del Señor permanece para siempre” (1ª Pedro 1:25) Así mismo, Jesús les dijo a sus discípulos: “el cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran” (Mateo 24:35)
La lectura de la Biblia nos hace conocer los pensamientos de Dios, Su sabiduría y Su amor. El santo Libro nos redarguye, modela nuestro corazón y nuestro espíritu y nos guía para vivir conforme a la voluntad de Dios.



“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para corregir, para instruir en justicia” (1ª  Timoteo 3.16)

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